El instrumental necesario para hacer una ITE
Muchos os preguntáis en que consiste hacer una ITE de un edificio. La explicación más sencilla que damos la mayoría de arquitectos es la siguiente: «Es como la ITV pero para los edificios».
La definición es sencilla pero lamentablemente estamos a años luz de hacer algo así. Los compañeros que inspeccionan vehículos tienen todo un manual publicado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo para proceder según sea el tipo de vehículo, tienen estaciones con toda una serie de maquinaria que ensaya las cuestiones fundamentales a la hora de circular y los sujetos a investigar acuden a su morada y no al revés.
Obviamente los edificios no se pueden meter dentro de cabinas y zarandearlos un poco a ver que pasa, ya nos gustaría, el problema es que ni siquiera suele ser factible hacer ensayos o pruebas que garanticen el estado básico de los inmuebles. Dile tú al vecino del 6ºD que quieres picar un falso techo a ver si esa viga sufre de carbonatación o no.
Llegados a este punto tenemos dos opciones, o nos compramos unos rayos láser que nos permitan ver más allá de falsos techos, revestidos, molduritas y demñas acabados o le echamos imaginación.
Nosotros somos claramente partidarios de la primera opción pero la operación es muy cara así que nos toca echarle neuronas al asunto.
El objeto de este post es intentar explicar cual es el material básico que deberíamos incluir en nuestro maletín para realizar una inspección con conclusiones lo suficientemente motivadas.
A continuación la lista de nuestros superpoderes.
1 La cámara digital. Puede ser reflex, compacta o incluso la del móvil, tiene como objeto registrar todo lo que puede ser interesante a la hora de determinar el estado del edificio en cuestión. Se recomienda apuntar a puntos clave como encuentros entre vigas y pilares, cornisas, escaleras, balcones, barandillas…No suele ser interesante retratar la decoración ni los pósters del Celta o del Dépor que tienen los niños en las habitaciones. Os sugerimos que tenga un buen zoom y flash incorporado, es fundamental cargar la batería antes de salir.
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2 Los prismáticos. Ya nos gustaría a todos poder tener un bonito andamio para subir a inspeccionar las dichosas cornisas. Al ser el punto de encuentro entre fachada y cubierta se suelen generar muchas patologías constructivas. A cambio os recomendamos usar prismáticos, si pueden ser ligeros mejor, y pasaros pegados a ellos un buen rato hasta confirmar que esos azulejitos tan monos que coronan la magna obra no presentan fisuras, hongos, musgos, excrementos de gaviota etc…
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3 La canica. Hay pisos que a simple vista «cantan» las fatigas estructurales (no es que seas torpe y vayas tropezando con las paredes es que la viga está tan combada que ha superado el límite de la flecha admisible). Para casos no tan evidentes os recomendamos usar una canica. Muchos recordareis los tipos existentes: cubana, alemana, ojos de gato, petroleras…. Cualquiera vale, la sueltas en medio de una habitación y te cuenta hacia que lado está flectado el forjado. Es especialmente válida en casos donde el pavimento es la propia placa como por ejemplo en trasteros o garajes. En el caso de suelos de madera o cerámicos puede dar resultados erróneos pues el problema puede venir por el acabado no por la estructura. Se puede intentar con otro tipo de objetos esféricos como el balón de Nivea, la pelota de tenis o una de golf pero ninguno dará tan buenos resultados ni será tan cómodo de transportar.
4 El psicrómetro. ¿Quien ha hecho una ITE en Galicia y no le han preguntado por tal o cual humedad? Nadie. Este aparato nos da la temperatura ambiente, la humedad relativa, la temperatura de rocío y la temperatura en la sonda. En poco menos de un minuto sabremos si esa condensación del baño se debe a que el niño se da duchas de 45 minutos o a que existe un puente térmico en el canto del forjado. Los hay de mil tipos y precios pero a partir de 100 € podéis encontrar aparatos chulos con todas las funciones que necesitáis. ¿Odiasteis el ábaco psicrométrico en la carrera? Gracias a este aparato os empezará a gustar, solo por eso merece la pena comprarlo!
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5 El detector de materiales + distanciómetro. Es lo que tienen los alemanes, que inventan este tipo de cosas que todos habíamos pensado antes que nadie. El cacharro en cuestión se encuentra en los Lidl por un módico precio. Además de poder tomar cualquier medida incorpora un detector que nos dice si detrás de ese cuadro familiar se esconde la caja fuerte o un pilar de madera, y sin tener que descolgarlo!
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6 El martillo con cabeza de goma. Es el intrumento más odiado por su peso. Llevarlo en la maleta es peor que cargar con el detergente desde el super hasta la puerta de casa. No sabemos muy bien a quien se le ocurrió construir edificios con azulejitos de bañño en las fachadas o con aplacados de piedra «pegados» con un poco de masa. En cualquier caso no pasará a la historia como el mejor amigo de los arquitectos que hacemos ITEs. Todo lo que se cuelga/adhiere a una fachada se puede caer. Para saber si las piezas están mejor o peor sujetas lo mejor es sacar el brazo por las ventanas y golpearlas suavemente. Aconsejamos que un compañero se ubique en la vía pública con el fin de hacer una palomita y recoger el material que pueda caer. En su defecto puede avisar a los viandantes de que no es el mejor momento para pasar por debajo.
7 La tanza y el nivel. Hay fachadas con más barriga que la de la de Homer Simpson pero hay otras que esconden su felicidad en sutiles geometrías. Para detectar posibles problemas de rectitud es aconsejable «tirar un nivel» Para ello nada mejor que agarrar una arandela al final de una tanza. Sabremos al instante si esa fachada de piedra es barroca o tiene un embarazo.
8 La fenolfaleína. Como sabéis este material en disolución alcohólica es un estupendo marcador para conocer los problemas de carbonatación de un hormigón. Para ello lo ideal es «retirar» un pequeño trozo de ese pilar con desconchados y jugar al Quimicefa en el estudio. Si la muestra se pone morada llamad al que alquila puntales lo antes posible si no al menos os habréis sentido superprofesionales realizando esta operación.
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Por último solo nos queda recordar que es recomendable llevar un acta para anotar todo lo que se nos ocurra, incluyendo bocetos, los teléfonos de los vecinos y todo aquello que consideremos relevante.
No nos olvidamos de que existen muchos más cacharros que nos darán información interesante sobre nuestros edificios como los luxómetros, los penetrómetros, las cámaras termográficas…Pero consideramos que son más adecuados para afrontar obras de rehabilitación o auditorías más profundas.
Al fin y al cabo hacer una ITE tiene un 25% de técnica un 25% de práctica y un 50% de psicología.
Esperamos que toda esta informacióon os haya sido útil, suerte y sentidiño!
-La zona de noche, en planta alta, cuentan cada una con una terraza independiente, donde cada uno pueda tener su pequeño espacio de relación con el entorno.