Fachadas ventiladas I
El concepto arquitectónico de la fachada ventilada se basa en la idea de una cámara de aire abierta entre el revestimiento exterior del edificio y su cerramiento, permitiendo la ventilación continua por detrás del revestimiento. Los revestimientos se cuelgan, se atornillan o se «clipan» a una subestructura metálica, normalmente de aluminio o acero galvanizado.
Este sistema de fachada es de aplicación tanto en obra nueva como en trabajos de rehabilitación o renovación de envolvente exterior de los edificios. Podemos incluirlo dentro de los sistemas de aislamiento continuo que disminuyen las pérdidas caloríficas y por lo tanto el consumo de calefacción.
Queremos hacer hincapié en la importancia de «producir» edificios que minimicen el consumo energético y favorezcan la eficiencia, ya no solo por el ahorro económico que esto implica, sino que también ayuda a la disminución de producción de energía, lo que implica menores emisiones de CO2.
Existen diversas publicaciones, como es el caso de ésta, sobre la reducción de consumo energético en edificios ejecutados con fachada ventilada. En la tabla se puede ver el ahorro energético en función de la zona, la tipología de edificio y la superficie acristalada. Las zonas climáticas del CTE para Galicia son la C1 para la franja atlántica, la D1 para Lugo y la C2 para la provincia de Ourense.
«EFECTO CHIMENEA»
La hoja exterior, que puede tener distintos tipos de material de acabado, ayuda a reducir las pérdidas térmicas del edificio: en los meses de verano la hoja exterior se calienta creando un efecto convectivo que hace circular el aire en el interior de la cámara. Este «efecto chimenea» desaloja el aire caliente por la parte superior y lo renueva con aire más frío que entra por la parte inferior.
En los meses de invierno o días de baja temperatura, el aire en la cámara se calienta, pero no lo suficiente como para crear convección por lo que se conserva mejor el calor, lo que, ayudado por el aislamiento adosado al paramento interior, minora las pérdidas caloríficas.
Hasta ahora mencionamos los pros de este sistema, como principal contra se debe destacar su coste. Éste varía en función del material de acabado escogido, siendo en todos los casos más elevado que el sistema SATE, del que ya os hablamos aquí. Otro aspecto desfavorable de este sistema, a considerar principalmente para la rehabilitación, es su peso propio. Se debe verificar que la estructura del edificio podrá soportar esta sobrecarga que no estaba prevista a la hora de la construcción. Además otro aspecto a tener en cuenta es que aumenta el espesor del cerramiento en torno a los 5-10 cm
Existen distintos materiales que resultan idóneos para ser utilizados como revestimiento en esta tipología de fachadas, entre ellos están el fibrocemento, la arcilla (terracota), metálicas, la piedra y paneles de laminado a alta presión (HPL), entre otros. En sucesivas publicaciones de este blog ahondaremos en los distintos tipos de materiales empleados en la ejecución de estos sistemas de fachada.